Se sabe que la luz afecta la calidad del sueño. Para la iluminación del dormitorio, los expertos recomiendan luces de baja temperatura de color en tonos cálidos como rojo, naranja y amarillo. Esto es lo opuesto a los verdes y azules fríos recomendados para los tonos de pared.
La exposición a la luz blanca y azul, o luz de alta temperatura de color, es la señal visual más fuerte para suprimir la liberación de melatonina, la hormona del sueño. Se ha demostrado que la exposición a la luz brillante antes de acostarse suprime la producción de melatonina en el cuerpo, particularmente en los niños.
En un estudio que comparó diferentes ambientes de temperatura de luz, los niños tenían significativamente menos sueño en la habitación con una iluminación más azul. Por el contrario, algunos estudios han demostrado que la iluminación con una temperatura de color similar a la luz de las velas es menos probable que suprima la melatonina. Como resultado, el uso de este tipo de iluminación en el dormitorio puede mejorar su calidad de sueño.
Un pequeño estudio comparó qué tan bien dormían los adultos en ambientes con iluminación de diferentes colores. Los participantes se durmieron mucho más rápido en su iluminación de color preferida que en cualquier otro espacio, posiblemente porque lo encontraron más relajante.
La luz azul es una parte importante de la regulación del ritmo circadiano del cuerpo, un contribuyente principal al ciclo de sueño-vigilia. Con la exposición a la luz azul durante el día, la hormona del sueño melatonina se suprime. Esto significa que la exposición a la luz azul ayuda a mantener a las personas alertas y capaces de completar las tareas diarias.
Si bien el azul es un color de pared de dormitorio muy recomendable porque invoca la calma y la relajación, la exposición a la luz azul por la noche puede afectar negativamente el sueño. La luz azul se emite desde dispositivos electrónicos como televisores, ordenadores y smartphones. La investigación muestra que el uso de estos dispositivos justo antes de acostarse retrasa el inicio del sueño. La exposición excesiva a la luz azul por la noche también puede aumentar la somnolencia a la mañana siguiente porque interrumpe el ritmo circadiano.
Ahora que sabemos cómo la luz azul afecta la calidad del sueño, podemos tomar algunas medidas para mejorar nuestras vidas. La mejor manera de resolver este problema es reducir su exposición a la luz azul durante una o dos horas antes de acostarse.
Haga todo lo posible para limitar su exposición a los dispositivos electrónicos, incluidos el televisor, ordenador y el teléfono. Cuando te vayas a la cama, asegúrate de que la pantalla de tu teléfono esté apagada mientras intentas dormir. Si necesita utilizar el ordenador cerca de la hora de acostarse, hay una serie de programas (como f.lux) que ajustarán el color de la pantalla de su ordenador para trabajar por la noche.
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